jueves, 16 de junio de 2011

Juguete vivo

Noche cálida de verano en Italia.
Había viajado allí, ya que sus tíos eran italianos.
 - ¿Qué es esa cosa? - preguntó Luca.
 - Es un nuevo prototipo de juguetes - contestó su tía Catia.
Catia trabajaba en una empresa china que fabricaba robots para facilitar la vida en casa. Los robots que construían distraían a los niños, para poder hacer las tareas domésticas.
 - ¿Para qué sirve? - preguntó el sobrino de Catia.
 - Mira - le enseñó un botón en la parte de atrás de dinosaurio robot -, pulsas aquí y echa a andar.
Luca se quedó muy sorprendido, le encantaba ese juguete.
 - ¿Te lo quieres quedar? - le dijo a su sobrino, pues había notado sus ganas de jugar, a través de su cara.
- ¡Gracias! - respondió, dándole un beso.
El niño estuvo, toda la mañana del día siguiente, jugando con el nuevo dinosaurio, de unos 30 centímetros, por toda la casa.
- Hola - dijo alguien a Luca.
Luca se giró, pero no logró localizar de dónde procedía esa extraña  y nueva voz.
 - Aquí abajo, señorito.
El "señorito", bajó la cabeza, y comprobó que la extraña voz, procedía del dinosaurio robot.
 - ¿Estás vivo? - comentó Luca.
 - Si, y necesito un amigo, me siento solo.
Al comprobar que podía responderle, Luca fue a buscar a su tía para decírselo.
La trajo hacia el desván, que era el último sitio a donde había ido a jugar, y le preguntó:
 - ¿Lo ves?
Su tía le miró extrañado.
 - ¿El qué?
Luca recorrió con la mirada todo el desván, sin encontrarse nada.
 - Estaba aquí, te lo prometo.
 - Luca, Luca, ¿ya has perdido el dinosaurio?
 - Eh... - no se lo podía creer.
El niño se había quedado blanco y frustado, ¡no podía haber desaparecido!
La tía se fue de nuevo a la cocina. para terminar de preparar la comida.
Comieron juntos, y después, Catia lo llevó a su nueva habitación, para echarle la siesta.
Luca se levantó de la cama, y le dio tiempo a ver, cómo su tía cerraba la puerta. Se volvió a tumbar, y cayó en un sueño profundo, pero... cuando se despertó, el dinosaurio seguía allí.

Poema

La espera de mi amado

Mi dulce amado me estuvo buscando
por entre los páramos del invierno
aún sin encontrarme siguió andando
atravesando llamas del infierno.

Superando angostas adversidades
cuyo aliento helaban su pesar
poniendo a prueba sus facultades
recordaba que siempre le iba a esperar.

                                                                 Sara Bravo

lunes, 6 de junio de 2011

Aquel lunes

"Los lunes son un día terrible". Pensé yo.
Estaba allí, en un lugar desierto de gente, maniatada y con un hambre de perros.
Bueno, tengo que empezar desde el principio.
Desde aquella mañana.
Lunes. Día soleado y tranquilo, en un pequeño pueblo al este de Madrid.
Salgo a las 9:45 de mi casa para ir al instituto.
Cierro la puerta y, veo a un hombre, aparentemente tranquilo, apoyado sobre una farola leyendo "EL PAÍS".
Le doy la espalda, y me dirijo a la estación de autobús para coger el 115.
Me quedo esperando, pero no viene ninguno.
- ¡Ah! - grito.
- No pasa nada, perdona por asustarte.- responde el hombre de la farola.
Me quedé parada, fija como una estatua, hiperventilando.
Salieron de detrás de un arbusto. Unos hombres con vestimenta negra, cubiertos con máscaras, me agarraron y me pusieron una bolsa en la cabeza.
Me pareció que me subí a una furgoneta, pero no estaba segura.
El vehículo echó a andar.
Al cabo de veinte minutos, poco más poco menos, nos paramos. Se abrió la puerta de atrás, donde me situaba yo. Me cogieron con brusquedad, y me sacaron de la furgoneta.
Estuvimos andando poco tiempo. Oí el sonido de varias puertas abrirse y cerrarse. Nosotros entramos en una de ellas.
Me sentaron en una silla, un tanto incómoda, me quitaron la bolsa y me ataron.
Descubrí aquel rostro, que había visto ya, hacía unos veinticinco minutos. Era el hombre de la farola.
- Lo siento - me dijo.
- Ya - me las arreglé para decir.
- Es por nuestro propio bien, luego te soltaremos.
Pensé en lo peor que me podía pasar. "Puaj".
Me dejaron allí sola, como en una cámara acorazada.
Pasadas cuatro horas, entraron.
- Tú, tranquila - respondió un sicario.
- ¿Qué me vais a hacer?.
- Solo queremos "pasta", y retenerte para un rescate, es la forma más rápida.
Entonces lo entendí. Mi padre era un ricachón, y estos, solo querían dinero.
Siguió pasando el tiempo, y yo estaba atada de cuerpo para abajo.
"Los lunes son un día terrible", pensé.
Y aquí vuelve mi historia.
Sentí alivio cuando me dijeron que habían pagado el rescate.
Volví en aquella furgoneta negra, ya que ahora podía verla al no tener una bolsa en la cara, y me llevaron a la parada del autobús de esta mañana.
Estaba allí mi familia. Y también, la policía.
Me asusté al pensar que no me dejarían allí, otra vez con mis padres, pero en vez de eso, el vehículo no paró. Redujo la velocidad, y me tiró al asfalto.
Me arañé un copo, nada grave.
Vi marcharse a toda velocidad al coche negro.
La policía iba tras él.
Salí en las noticias y, también los hombres de negro, en la cárcel.
Me sentí a gusto al saber que habían aumentado la seguridad, esperando que no pasara nada.
Y así fue, no me volvió a coger nadie.
Y aquí sigo anciana, y sin hijos.


FIN...

lunes, 16 de mayo de 2011

La historia que cambió su vida

Ese día nublado y con lluvia de Mayo, una mujer de unos veinticinco años salía de su casa.
Ella iba a comprar un regalo para su hermana pequeña. Un cojín firmado por ella, pensó que le gustaría. Sería amarillo y en forma de estrella.
Llegaba a su casa, cuando decidió atajar por una nueva calle, que habían construido hacía una semana.
Algo le llamó la atención. Era una estatua de un antiguo jugador de béisbol. Alto y guapo.
Miriam, que así se llamaba la mujer, se agachó, y leyó lo que ponía a los lados. Era una historia.
"Pedro García era un adolescente muy mimado por sus padres, pero aún así, también era muy cariñoso y agradable con las personas.
A él, le encantaba el béisbol. Tanto , que ser un jugador profesional, era su mayor sueño.
Su padre, era un hombre demasiado rico, por lo que consiguió entrar en el de la universidad de Alaska.
Pedro estaba muy contento porque estaba jugando de maravilla, pero no daba a basto entre el béisbol, y los estudios. Quedaba un día para el gran partido, el definitivo de la liga.
El chico estaba enormemente cansado, ya que se había pasado toda la noche estudiando para un examen de lengua.
Él sabía que no podría jugar igual de bien en el partido del siguiente día, y entonces, tomó la mayor, y peor, decisión de su corta vida.
Llamó a un amigo suyo, y le pidió que le trajera unas pastillas, de esas que le ponen las pilas a uno.
Él las tragó, y se fue a la cama a dormir.
Al día siguiente, le salió fenomenal el examen, pero no tan bien el partido, ya que no asistió.
Había muerto, al ser alérgico a esa droga".
Miriam siguió leyendo, un poco traumatizada.
"Que no te pase esto a ti, cuida tu cuerpo, y no cometas estupideces".
La chica, llegó a su casa, celebró el cumple de su pequeña hermana, y cuando se hubo marchado, se tumbó en la cama. Una hora, dos horas,tres horas. No se podía dormir.
A la cuarta hora, cayó redonda.
Soñó con la historia de Pedro.
Al día siguiente igual. Y el siguiente.
Decidió hacerse policía, y ayudar a todos los necesitados. Paró el contrabando de drogas, y a ella también le hicieron una estatua con su nombre. Pero con una inscripción debajo de sus pies: "La salvadora".


FIN...

lunes, 25 de abril de 2011

Tú eliges tu futuro

El otro día fui a ver a una adivina y me dijo que dentro de veinticinco años ninguno de mis sueños se cumpliría. Yo no tendría mi propia empresa, mi amado porsche que tanto deseo, ni hijos, ni un marido rico.
Al ver que la adivina se quedó helada en su pequeña silla de madera, como si fuera una estatua, unas palabras fluyeron de mi boca:
- ¿Qué ha visto?- pregunté asustada.
Ella seguía inmóvil, tanto, que parecía un muñeco de cera.
Volví a insistir:
- Me puede decir todo, no la denunciaré, ni nada por el estilo.
La adivina me miró fijamente:
- No es porque tenga miedo a que me entregues a la policía, es porque.....- se volvió a trabar al decir las últimas palabras, y las pronunció tan bajo, que no la pude seguir, aunque yo, ya había aguzado el oído todo lo que podía.
- ¿Me puede volver a repetir lo último que ha dicho?- formulé esta pregunta sin casi articular la boca, pero ella me entendió, y por eso me volvió a explicar:
- Es porque me das envidia- me reveló.
- ¿Yo?- pregunté aturdida.- Pero si me has dicho antes que no se van a cumplir ninguno de mis sueños.
- Es verdad lo que te he dicho, pero vas a tener tu propia tienda, un bonito volvo, un querido hijo, y un marido, que aunque no sea rico, a ti te encantará. Vuestra familia vivirá tranquila y alegre, en un pequeño chalet.- al decirme esto, yo enrojecí.
- Pero mi madre me dijo una vez, que el futuro, no está grabado en piedra, que tú lo puedes cambiar, según el camino que elijas- le solté el discurso que mi madre me había dado mi madre años atrás.
- En tal caso, ¿por qué has venido hasta aquí?
- Porque no creía que fuese verdad lo que mi madre me dijo.
- Tu madre no se equivocó cuando te dijo que el futuro se puede cambiar según las elecciones de cada uno en su vida. Pero yo aquí te veo, te miro y pienso que no debería mentir con mi supuesta bola mágica, y sobre lo que predigo.- me confesó avergonzada.
Después de todo esto, la bruja, o lo que fuera, empezó a desmontar su pequeño puesto.
Decidió tomar su propio camino, el de la verdad.


FIN...

viernes, 11 de marzo de 2011

Viaje sin destino




Un tren hacia Badajoz se queda sin raíles:

El día 2 de Febrero del 2011, un ferrocarril salió a las 9:03 de la mañana, con destino a " La roca de la sierra " , una pequeña ciudad en el sur de Extremadura. Como todos los días, transportaba a unos cuantos pasajeros, cuando, de repente, el conductor miró a lejos de la vía, y se dio cuenta de que faltaban unos     metros de ella.
Habían sido unos chicos, manifestándose contra el presidente del gobierno, por no poner más institutos en Badajoz, y quitaron, con ayuda de unas grúas robadas, los raíles que faltaban.
Los del periódico, hemos hablado con algunos de los testigos, y nos cuentan :    " Aún recuerdo cómo vinieron  los policías municipales y los bomberos, y nos sacaron de aquel tren sin destino " . Otros se abren más y nos dicen a gritos :
" ¡ La policía tendría que haber revisado antes el vehículo y las vías por donde van! y...¡Solo era por unos niños malcriados que creen que pueden hacer lo que les venga en gana, porque sus papás lo van a pagar! ".
Nosotros, en cambio, seguimos sin saber de qué parte ponernos.

FIN

Crítica de la noticia

¿El gobierno consiente esto?

No hemos conseguido intercambiar palabra alguna con el Presidente, pero sí, con su portavoz. Este mismo nos ha dicho: "La gente no tiene derecho a culparnos. Si las personas quieren más institutos, nos los tendrían que pedir de buenas formas, no quitando las vías, y haciendo que mandemos a tantos municipales ha sacar a la gente del tren". ¿El gobierno lo va ha consentir?
Por unos contactos cercanos, hemos averiguado que les ha costado cerca de unos 90.000 euros reparar las vías. El presidente ha accedido a poner más institutos, si se disculpaban delante de todos los testigos que iban en aquel tren sin destino.