sábado, 19 de febrero de 2011

El colmillo de oro

Un día cualquiera, Rocío iba de excursión a un museo de animales disecados.
Entraron en el autobús.
Cada alumno se sentó en un asiento, y a Rocío, como siempre, la dejaron un asiento al final del todo.
Estaba marginada.
Al salir del vehículo, pasearon hasta la entrada del museo.
Los monitores les enseñaron todo, desde la entrada, hasta el final, donde acababa.
Cuando les quisieron enseñar la más preciada de sus obras, descubrieron que faltaba un colmillo de oro, del elefante más grande.
Nada más darse cuenta, dieron la voz de alarma .
Se cerraron las puertas y empezaron ha registrar a cada uno de los compañeros de Rocío, y por último, también a ella.
No descubrieron nada.
Siguieron buscando.
Tampoco encontraron el colmillo.
Rocío, consiguió ver que uno de los monitores, más bien viejo, llevaba algo en las manos, y que lo escondió en el cuarto de la limpieza.
"Claro, ahí nunca lo encontrarían", pensó Rocío.
Entonces, se lo dijo a su profesora, pero como siempre, no le hizo caso.
Rocío decidió investigar por ella misma. 
Se escabulló de su grupo, y fue a mirar al misterioso cuarto.
Al entrar, no encontró nada, ni a nadie.
"Menos mal" pensó.
Pero se equivocaba.
Por detrás, alguien cerró la puerta.
-¿Qué estás haciendo aquí, niña entrometida?-dijo el hombre, que había entrado antes, con algo en las manos.
-Intento descubrir, dónde has metido el colmillo de oro.-respondió la chica muy confiada.
Casi, sin que ella se diera cuenta, el misterioso hombre la ató con cuerdas.
El monitor, o misterioso hombre, salió corriendo por una trampilla secreta al oír voces procedentes de fuera.
Después de un rato, encontraron a Rocío atada, y la soltaron.
La chica, les dijo que la pieza la había cogido un monitor, que este se había escapado por esa trampilla, y que el colmillo debería de estar en este cuarto.
Al final consiguieron atrapar al hombre, y recuperaron la joya, valorada en 100.000 €.
Al ladrón, lo metieron en la cárcel.
En el museo, consiguieron poner más cámaras y aparatos de seguridad.
Y a Rocío, todos sus compañeros y, hasta su profesora, la trataron como a una alumna normal, como se merecía.
FIN...