miércoles, 5 de enero de 2011

Mi historia

Me llamo Candy, no os voy a contar mi vida, así que me saltaré todo ese rollo, e iré a lo importante...
Mi mejor y única amiga, se iba de vacaciones a Florencia. Yo estaba muy triste, y sabía que me iba a quedar sola y amargada durante el verano.
Cuando salí a despedirla, solo llegué a ver su coche, desapareciendo bajo una cuesta.
Me pregunté, ¿cómo es que no se había despedido, antes de marcharse? Pero esta pregunta, solo tardé en procesarla una décima de segundo.
Antes de que quisiera ir tras el vehículo, mis piernas ya estaban en movimiento.
Sigo sin saber cómo, pero adquirí una velocidad inigualable. Pero aún así, no conseguí alcanzarla.
Aunque sabía que era una estupidez, seguí corriendo.
Al perderse del todo, me paré en seco.
Me dí cuenta de que estaba frente a una taberna de la edad media, y entré, solo por pura curiosidad.
Tras pasar la puerta, me fijé en una sola cosa.
Había un teatro.
En él, estaban imitando una lucha entre Francia y Suiza.
En cuanto se cerró la puerta, todo el mundo se quedó mirándome con distintas expresiones.
Decían:
-¡Guapa, ven aquí!- dijo un calvo.
-¡Tía buena, tómate una birra conmigo- dijo otro.
Antes de que pudiera moverme, el jefe, - o eso creía yo-, me habló con voz ronca:
-Mira niña, antes de que animes más a la multitud, participa en el teatro y serás libre de irte.- me prometió.
Así que hice lo que me pedía.
Participé en él. Me sentía como una fulana, pero el caso es que participé.
El jefe hizo lo que me prometió, me soltó, pero no sin antes decirme:
-Chica, no vuelvas por aquí, o la próxima vez no te soltaremos.
Me fui corriendo, hacia mi casa. Sin contar nada.
Al volver a máxima velocidad, me encontré a mi amiga saludándome, y me explicó:
-Siento mucho no haberme despedido, pero es que mis padres tenían prisa-.
Al final, nos despedimos en condiciones y me pasé todo el verano pensando en ella.
Quedaban minutos hasta que la volviera a ver.Estos se me hicieron eternos.
Entonces vi su coche plateado y flameante.
Ella salió corriendo y hablamos de lo que habíamos hecho en las vacaciones.
Después de esto, conseguimos ser, aún más amigas de lo que lo éramos, que era una cosa casi imposible, pero cierta.
Fue una historia para hacer un cuento, pero estoy aquí, escribiéndola en este diario verde, tan bonito, que me regaló mi mejor amiga.


FIN...